En algunos días se nos va el año 2012 y es importante hacer un alto para reflexionar sobre el avance que ha tenido el tema de la inseguridad ciudadana en nuestra provincia. Un momento necesario para plantear también a nuestras autoridades locales, regionales y nacionales, la necesidad de poner mano dura contra este mal social que ha traido consigo más robos, asesinatos, sicariato, corrupción, etc.
Ha sido preocupante que en el 2012 la inseguridad ciudadana haya sido el mayor de los problemas para la familia y la ciudad. . Casma ha recibido incluso el nombre de la “Capital de la inseguridad ciudadana”. La población no está segura ni en el día ni en la noche, ni en la calle ni en sus casas, sino que además hemos sido noticia nacional por las muertes de un periodista como Pedro Flores, un fiscal como Luis Sánchez Colona y hace unas semanas, ocupamos las primeras planas de los diarios y noticieros con el asesinato del alcalde provincial José Montalván Macedo.
Es lamentable precisarlo pero en el año que termina la inseguridad ciudadana nos lleva la delantera y nos ha puesto la agenda . No solo hemos tenido las muertes mencionadas sino las estadísticas muestran un incremento de la delincuencia, la prostitución, el sicariato, el narcotráfico, violencia familiar, entre otros males sociales.
Si queremos que en el 2013 la delincuencia no nos vuelva a ganar las autoridades civiles y políticas deben cumplir bien sus responsabilidades y la población también debe organizarse para luchar contra este mal mayor. No deben repetirse otros años en donde la autoridad municipal , la policía nacional, el poder judicial, el ministerio Público entre otros, han actuado de modo tan ineficaz que permitieron el avance de la inseguridad ciudadana.
El país debe cuidarse de esta espiral de violencia asesina con su impacto en la seguridad pública y en los valores sociales y educativos de convivencia que se enseñan en las escuelas. El tema de la seguridad ciudadana, declarado como prioridad por el presidente Ollanta Humala, debe centrar también aquí su accionar. Sólo así puede darse a la colectividad la garantía que la policía y el Estado no son desbordados por las mafias ni ceden a su chantaje. Está en juego la tranquilidad pública e incluso la gobernabilidad.
Porque sin ella, o con ella amenazada –como está–, el desarrollo del país se estanca o atrasa. El bienestar de nuestra provincia también. No debemos permitirlo.
La ciudadanía tiene aquí, como en todo, un papel protagónico y decisivo. El casmeño debe pasar de espectador a actor, con ojos vigilantes y acción directa. Puede colaborar con la policía , por ejemplo, en la identificación de los sicarios, pues éstos casi siempre llevan a cabo sus crímenes a plena luz del día y sin reparo alguno, justamente porque identifican una actitud pasiva de la gente.
Cambiar esta conducta es clave para frenar la ola delincuencial, pues ante una actitud drástica las mafias y el sicariato se contraen. He ahí, pues, una tarea cívica para todos: instruir, persuadir, reflexionar y, llegado el caso, actuar con decisión.
A estas alturas la responsabilidad y el compromiso debe ser mayor pues es obligación de estas instituciones públicas el otorgar un ambiente seguro para la población.
Por ello hay mucha expectativa por el actuar de la nueva autoridad municipal, don Rommel Meza Cerna, quien ya en ejercicio de sus funciones como alcalde provincial, deberá reorganizar el equipo administrativo del Comité Provincial de Seguridad Ciudadana- el COPROSEC –
El equipo que existe ya demostró incapacidad e ineficiencia para combatir la inseguridad y la delincuencia.
Es urgente y necesario cambios en las personas y en los planes. En el pensar y en actuar. La población lo exige. El serenazgo debe ser totalmente reorganizado. La labor con la Policia Nacional debe ser mejor coordinado planificado. El poder judicial y los fiscales no deben ser tan permisivos con los delincuentes. Esperamos que nuestras autoridades hagan eco de esta necesidad inmediata y prioritaria. Casma debe ser un lugar para vivir con tranquilidad como antes lo fuera. Añoramos esos buenos tiempos que volverán si todo se hace bien.
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