AH..POLITIQUEROS, YA NO SE PUEDE CON ESTOS PERSONAJES…AHORA YA NO SOLO REGALAN POLOS, LLAVEROS, GORRAS, ALMANAQUES, ETC..SINO AHORA QUIEREN APARECER COMO LOS BUENITOS DE LA SEMANA, PERO ¿Cómo?..FÀCIL AHORA HASTA SON DONANTES DE SANGRE…POR FAVOR, HAY QUE TENER VERGÜENZA PARA ESTO….
CAMPAÑAS, PROMESAS Y OTRAS FALACIAS…
ResponderEliminarYa pensamos en quién votar, para la alcaldía provincial, como para la presidencia del gobierno regional. Lo que sí estamos viendo es el rostro de los electores, sus palabras, sus esperanzas, sus lamentos, sus ruegos , es que dejando de lado sus dudas, la mayoría quisiera confiarle los destinos de nuestros pueblos al mejor de sus hijos y no, como antes en las elecciones nacionales, al menos malo, como escogiendo entre el sida y el cáncer.
La otra preocupación casi generalizada de los casmeños, es que la propaganda electoral, se desarrolla de la manera insulsa, ofensiva y poco orientadora como ocurre habitualmente. Tremendo daño propician en ese sentido los espacios noticiosos, especialmente los que creen que todo lo saben, los únicos politólogos combi que de pronto se han posesionado de los espacios de poder mediático, son los que generan confusión, siembran irracionalidad, promueven peleas (no de ideas sino de insultos, de meterse en la vida privada de la gente, de su pasado, etc.), todo eso no hace sino ayudar a que el nivel ideológico y de propuestas de los candidatos, se enanice, se vulgarice o desaparezca.
En medio de esa confusión, obviamente, los que sacarán provecho son los candidatos que regalan desde fósforos hasta balones de gas, con argumentos tan ’serios’ como que nos traerán el fútbol profesional, que su abuelito fue así o que su religión practica la costumbre de la abstinencia alcohólica. Esos medios (mejor dicho los que ‘se mueven’ en esos medios por ‘alguito’, porque tampoco lo hacen por mejorar el nivel de la contienda sino el de sus bolsillos), destacan el desfile de las banderas, la marcha de las multitudes pagadas, la visualización de ‘grandes obras históricas’, imágenes, regalos, etc. ¿Y las intenciones de voto?, a eso llaman también “dominar el paisaje electoral”, más plata, más bulla, mayor cobertura, mayor recorrido, más votos, calcomanías, ‘piquetes’, oficinas electorales en los pueblitos más alejados con parlantes instalados en sus puertas; pero, ¿de calidad de propuestas?, nada.
El cierre de campañas es el monumento a todo el sudor desplegado. No a las neuronas puestas en funcionamiento sino de banderas recién cosidas con el color de los candidatos, y de botellas plásticas de gaseosas consumidas por las ‘portatiles’, desfile de carros de todo tipo con sus bocinas haciendo esperpentos por los aires citadinos, semi-urbanos o rurales. En la “plaza pública”, en señal de poderío, hablarán cualquier cosa los candidatos, en medio de la bulla de las portátiles, los alquilados, los fanáticos o los contrarios que gritarán intentando acallar al que tiene el equipo fónico más poderoso de la ciudad. Estos son los culpables de que la política se haya convertido en cosa de chicha, chingana o burdel. Y pensar que la verdadera política debe ser un apostolado, un compromiso cívico. Que sus practicantes (o candidatos) no insulten, no griten, no paguen votos, no muestren nalgas o billete, sino ideas sustentadas en la posibilidad de su realización. Pero, ¿qué estamos viendo o escuchando? Pues, grosería, chabacanería, irrespeto personal entre quienes deberían convertirse en líderes sea del gobierno o de la oposición para manejar la ley de la contradicción constructivamente. Eso no se logrará con la irracionalidad y la torpeza, con la democracia que se degrada con la demagogia, como decía Aristóteles.
En cuanto a los medios, o de los que están ahí unos y otros acusados de apoyar a uno y atacar a otro, o al revés, pero haciendo de tontos útiles, hasta sin querer queriendo, salgan del charco de la simpleza y de la idiotez, hagan lo que recomendaba Confucio en este tipo de circunstancias: promover la educación cívica del pueblo, con la idea fija de que los ciudadanos adquieran las “virtudes” necesarias para una acertada participación política. Todo lo contrario a lo que promueven aquellos que hoy en día están detrás de las campañas electorales, que inclusive se atreven a invitar a votar por “el menos malo”, cuando lo lógico es votar ‘por el mejor’.