Han transcurrido 28 años cuando un aciago y maldito día, el 26 de enero del año 1983, un grupo de periodistas, cumpliendo con su labor de investigar la realidad acerca de los acontecimientos de esa época, relacionada con el accionar de las hordas senderistas, llegaron a las frías alturas de Uchuraccay, buscando esa verdad, sin pensar que la muerte los esperaría de la manera más horrible y ser cruelmente victimados.
Han pasado 28 años y los familiares, periodistas y población en general, nunca hemos recibido de parte de las autoridades judiciales y políticas, un informe real que exprese lo que finalmente aconteció en este sanguinario asesinato.
Por esa época, los peruanos sabíamos de la violencia desatada por Sendero Luminoso y los asesinatos que estas hordas perpetraban contra inocentes y humildes pobladores de la zona y de la propia capital, como a todos nos consta por haberla vivido en carne propia; y es de esta forma como los comuneros ayacuchanos se armaron de valor y decidieron hacer frente a la demencial actividad de estos criminales.
Los senderistas entraban a las comunidades y a sus poblados, violaban a las mujeres y se marchaban llevándose los alimentos que podían encontrar, arrasando inclusive sus ganados, y es así como la comunidad de San José de Secce se enfrentó a estos miserables matando a siete de ellos, repitiéndose esta operación en las alturas de la localidad de Huaychao, donde también fueron ultimados varios senderistas y los sobrevivientes fueron trasladados a Huanta, donde fueron entregados a las autoridades policiales.
Frente a estos acontecimientos y con el único deseo de saber que sucedía realmente en este lugar, el 25 de enero de ese año, parten con rumbo a la muerte los colegas Jorge Ramón Sedano Falcón; Daniel Antonio Eduardo de la Piniella Palao; Oscar Willy Retto Torres; Pedro Sánchez Gavidia: Amador Ulpiano García Yanqui; Jorge Luís Mendívil; Félix Melecio Gavilán Huamán; Octavio Infante, conducidos por el guía Juan Argumedo García.
Al conocerse el triste destino de los colegas asesinados, y como ya es costumbre en nuestro país, se nombró una Comisión presidida por el escritor Mario Vargas Llosa; se iniciaron las investigaciones del caso; el poder judicial hizo lo propio armando el expediente , acumulando cientos de declaraciones y miles de folios; el tristemente célebre general Clemente Noel Jefe del Comando Político Militar de la zona de emergencia de Ayacucho se hizo el cojudo y empezó a silbar y mirar al techo, sin finalmente saberse acerca de un resultado creíble de estas investigaciones judiciales , establecerse quienes fueron los culpables, desconocerse que autoridad militar dio la orden a los comuneros de matar a los extraños a la zona, y como ya se esperaba, concluyeron que los autores fueron unos cuantos e ignorantes campesinos, que los absolutamente excluidos sociales del estado eran los culpables y victimarios; también se dijo que el destino era así, que la mala suerte y otras huevadas más... que rabia carajo... hay que ser inhumanos para no saber el sufrimiento que aún siente la esposa del colega Willy Retto por esa época en estado de embarazo; también de la pesadumbre y aflicción de la viejita de Willy, doña Gilma Torres con quién converso cada cierto tiempo y quién en meses anteriores a la muerte de su hijo según me comentó, también había sufrido la triste partida de su mamá... dos muertes; de su madre y del hijo en tan solo tres meses… …¿soportaríamos y sobrellevaríamos nosotros esta pena como la que sufrió doña Gilma?... yo creo que no carajo , pero así es la vida, creo que no hay palabras ni bálsamo alguno que remedie y pretenda mitigar esta desgracia familiar . ¿Como creen ustedes amigos lectores, que se sentiría la esposa de Willy al conocer la muerte de su flaco , quién no vio nacer a su hijita Alicia Retto Guerrero que hoy es toda una señorita de 26 abriles? ….………..hay que ponerse en la piel del viejo Oscar Retto , del sufrimiento é impotencia que siente Oscar nuestro amigo ex reportero gráfico del desaparecido diario Ultima Hora por la pérdida de su vástago... ponerse en el caso de la herida abierta que aún tienen los padres del desaparecido bausatino Jorge Luís Mendívil Trelles su viejita la señora Gloria y su papá Víctor…….……….de las lágrimas que aún brotan de los ojos de la señora Alcira Velásquez la viuda del gordo Sedano y de sus hijos también colegas;……del desconsuelo y consternación que expresan las viudas de Sánchez y de Gavilán , las señoras María Rosario y Eudosia Paulina respectivamente... del dolor de la sra. Emilia Ancassi Huaccachi viuda de Amador García….. la del infinito padecimiento que aún perdura en la sra. Martha Luz Álvarez Pacheco viuda del flaco Eduardo de la Piniella y de sus hijos Gonzalo y de Pamelita convertidos ahora en jóvenes... ni que decir del sufrimiento y desconsuelo que experimenta la viuda del guía Juan Argumedo García y de su hijita Rosita , hoy convertida en una profesional del periodismo, también egresada de las aulas de la ahora Universidad Jaime Bausate y Meza... son dolores inenarrables; son eternos sufrimientos , siguen siendo heridas abiertas….creo yo que nunca cicatrizaran.
Son muy cruentos los padecimientos que aún sentimos padres, hijos, esposas; familiares, los que integramos el Colegio de Periodistas y la Asociación Nacional de Periodistas y todos los que de una ú otra manera hemos estado ligados a estos colegas, solo nos queda rezar por sus almas, é imitando sus ejemplos seguir en la línea de buscar siempre la verdad.
Enrique Bravo Castrillón
Han pasado 28 años y los familiares, periodistas y población en general, nunca hemos recibido de parte de las autoridades judiciales y políticas, un informe real que exprese lo que finalmente aconteció en este sanguinario asesinato.
Por esa época, los peruanos sabíamos de la violencia desatada por Sendero Luminoso y los asesinatos que estas hordas perpetraban contra inocentes y humildes pobladores de la zona y de la propia capital, como a todos nos consta por haberla vivido en carne propia; y es de esta forma como los comuneros ayacuchanos se armaron de valor y decidieron hacer frente a la demencial actividad de estos criminales.
Los senderistas entraban a las comunidades y a sus poblados, violaban a las mujeres y se marchaban llevándose los alimentos que podían encontrar, arrasando inclusive sus ganados, y es así como la comunidad de San José de Secce se enfrentó a estos miserables matando a siete de ellos, repitiéndose esta operación en las alturas de la localidad de Huaychao, donde también fueron ultimados varios senderistas y los sobrevivientes fueron trasladados a Huanta, donde fueron entregados a las autoridades policiales.
Frente a estos acontecimientos y con el único deseo de saber que sucedía realmente en este lugar, el 25 de enero de ese año, parten con rumbo a la muerte los colegas Jorge Ramón Sedano Falcón; Daniel Antonio Eduardo de la Piniella Palao; Oscar Willy Retto Torres; Pedro Sánchez Gavidia: Amador Ulpiano García Yanqui; Jorge Luís Mendívil; Félix Melecio Gavilán Huamán; Octavio Infante, conducidos por el guía Juan Argumedo García.
Al conocerse el triste destino de los colegas asesinados, y como ya es costumbre en nuestro país, se nombró una Comisión presidida por el escritor Mario Vargas Llosa; se iniciaron las investigaciones del caso; el poder judicial hizo lo propio armando el expediente , acumulando cientos de declaraciones y miles de folios; el tristemente célebre general Clemente Noel Jefe del Comando Político Militar de la zona de emergencia de Ayacucho se hizo el cojudo y empezó a silbar y mirar al techo, sin finalmente saberse acerca de un resultado creíble de estas investigaciones judiciales , establecerse quienes fueron los culpables, desconocerse que autoridad militar dio la orden a los comuneros de matar a los extraños a la zona, y como ya se esperaba, concluyeron que los autores fueron unos cuantos e ignorantes campesinos, que los absolutamente excluidos sociales del estado eran los culpables y victimarios; también se dijo que el destino era así, que la mala suerte y otras huevadas más... que rabia carajo... hay que ser inhumanos para no saber el sufrimiento que aún siente la esposa del colega Willy Retto por esa época en estado de embarazo; también de la pesadumbre y aflicción de la viejita de Willy, doña Gilma Torres con quién converso cada cierto tiempo y quién en meses anteriores a la muerte de su hijo según me comentó, también había sufrido la triste partida de su mamá... dos muertes; de su madre y del hijo en tan solo tres meses… …¿soportaríamos y sobrellevaríamos nosotros esta pena como la que sufrió doña Gilma?... yo creo que no carajo , pero así es la vida, creo que no hay palabras ni bálsamo alguno que remedie y pretenda mitigar esta desgracia familiar . ¿Como creen ustedes amigos lectores, que se sentiría la esposa de Willy al conocer la muerte de su flaco , quién no vio nacer a su hijita Alicia Retto Guerrero que hoy es toda una señorita de 26 abriles? ….………..hay que ponerse en la piel del viejo Oscar Retto , del sufrimiento é impotencia que siente Oscar nuestro amigo ex reportero gráfico del desaparecido diario Ultima Hora por la pérdida de su vástago... ponerse en el caso de la herida abierta que aún tienen los padres del desaparecido bausatino Jorge Luís Mendívil Trelles su viejita la señora Gloria y su papá Víctor…….……….de las lágrimas que aún brotan de los ojos de la señora Alcira Velásquez la viuda del gordo Sedano y de sus hijos también colegas;……del desconsuelo y consternación que expresan las viudas de Sánchez y de Gavilán , las señoras María Rosario y Eudosia Paulina respectivamente... del dolor de la sra. Emilia Ancassi Huaccachi viuda de Amador García….. la del infinito padecimiento que aún perdura en la sra. Martha Luz Álvarez Pacheco viuda del flaco Eduardo de la Piniella y de sus hijos Gonzalo y de Pamelita convertidos ahora en jóvenes... ni que decir del sufrimiento y desconsuelo que experimenta la viuda del guía Juan Argumedo García y de su hijita Rosita , hoy convertida en una profesional del periodismo, también egresada de las aulas de la ahora Universidad Jaime Bausate y Meza... son dolores inenarrables; son eternos sufrimientos , siguen siendo heridas abiertas….creo yo que nunca cicatrizaran.
Son muy cruentos los padecimientos que aún sentimos padres, hijos, esposas; familiares, los que integramos el Colegio de Periodistas y la Asociación Nacional de Periodistas y todos los que de una ú otra manera hemos estado ligados a estos colegas, solo nos queda rezar por sus almas, é imitando sus ejemplos seguir en la línea de buscar siempre la verdad.
Enrique Bravo Castrillón
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