Tras largas semanas de guerra sucia que no paró hasta el último momento, por fin ha llegado la hora en que el pueblo diga su palabra en una jornada democrática que debe ser ejemplar y que debe decidir el rumbo de la Patria por los caminos de la convivencia auténticamente civilizada, el respeto cotidiano a los derechos humanos y el combate a la exclusión y la corrupción durante los próximos cinco años.
La suerte parece estar echada a favor del pueblo peruano y sus reivindicaciones históricas, si nos atenemos a las tendencias observadas desde LA PRIMERA vuelta, la calidad de los discursos y de las propuestas, la categoría de quienes se alinean con cada candidato y el tipo de armas usadas por cada fuerza política en pugna. Así lo indican también informes a los que solo han tenido acceso empresarios y medios de prensa y que no se pueden publicar por prohibición de la legislación electoral.
Las mentiras, las calumnias, el apoyo extranjero a quienes paradójicamente se rasgan las vestiduras acusando al contrincante de una nunca probada dependencia externa, el padrinazgo oficial, los millones para costear planes desestabilizadores para destruir la imagen del contrario con armas vedadas e ilegales, han sido inútiles y solo han tenido efectos contraproducentes, pues han aumentado la vigorosa corriente de quienes buscan caminos nuevos para darle contenido de justicia a la democracia, y prosperidad y seguridad para todos.
El empeño a la vez continuista y regresivo de quienes pretenden imponer el miedo a los ciudadanos, ha puesto al desnudo lo grotesco de sus pretensiones; los ha hecho caer en contradicciones y en afirmaciones que causaron asombro e indignación en el electorado, abriendo un abismo entre ellos y los votantes, que en estos días se ha ido ensanchando en la misma medida en que se fortalece el camino de la democracia y la justicia, garantías de la paz y el entendimiento entre todos los peruanos.
Esta es, por ello, una jornada de consolidación democrática, en la que los provocadores no han logrado enconarnos a los peruanos ni arrastrarnos a sus objetivos fratricidas, por más que hayan podido engañar a una parte del pueblo que, muy pronto, caerá en la cuenta de dónde están sus verdaderos intereses.
Votaremos en paz, los electores de una y otra opción, sin temores ni odios, que lo que está en competencia son posiciones y visiones del futuro, en contienda civilizada. Que nadie se atreva a convertir esas diferencias entre peruanos en odio y confrontación dañinos.
Menos aún, que nadie se atreva a intentar siquiera robarle La Victoria a este pueblo, que está dispuesto a hacer respetar la voluntad ciudadana que ha salido victoriosa del lodo en que quisieron sumir la campaña ciertos medios que van camino de moder el polvo de la derrota.
La suerte parece estar echada a favor del pueblo peruano y sus reivindicaciones históricas, si nos atenemos a las tendencias observadas desde LA PRIMERA vuelta, la calidad de los discursos y de las propuestas, la categoría de quienes se alinean con cada candidato y el tipo de armas usadas por cada fuerza política en pugna. Así lo indican también informes a los que solo han tenido acceso empresarios y medios de prensa y que no se pueden publicar por prohibición de la legislación electoral.
Las mentiras, las calumnias, el apoyo extranjero a quienes paradójicamente se rasgan las vestiduras acusando al contrincante de una nunca probada dependencia externa, el padrinazgo oficial, los millones para costear planes desestabilizadores para destruir la imagen del contrario con armas vedadas e ilegales, han sido inútiles y solo han tenido efectos contraproducentes, pues han aumentado la vigorosa corriente de quienes buscan caminos nuevos para darle contenido de justicia a la democracia, y prosperidad y seguridad para todos.
El empeño a la vez continuista y regresivo de quienes pretenden imponer el miedo a los ciudadanos, ha puesto al desnudo lo grotesco de sus pretensiones; los ha hecho caer en contradicciones y en afirmaciones que causaron asombro e indignación en el electorado, abriendo un abismo entre ellos y los votantes, que en estos días se ha ido ensanchando en la misma medida en que se fortalece el camino de la democracia y la justicia, garantías de la paz y el entendimiento entre todos los peruanos.
Esta es, por ello, una jornada de consolidación democrática, en la que los provocadores no han logrado enconarnos a los peruanos ni arrastrarnos a sus objetivos fratricidas, por más que hayan podido engañar a una parte del pueblo que, muy pronto, caerá en la cuenta de dónde están sus verdaderos intereses.
Votaremos en paz, los electores de una y otra opción, sin temores ni odios, que lo que está en competencia son posiciones y visiones del futuro, en contienda civilizada. Que nadie se atreva a convertir esas diferencias entre peruanos en odio y confrontación dañinos.
Menos aún, que nadie se atreva a intentar siquiera robarle La Victoria a este pueblo, que está dispuesto a hacer respetar la voluntad ciudadana que ha salido victoriosa del lodo en que quisieron sumir la campaña ciertos medios que van camino de moder el polvo de la derrota.
FUENTE: DIARIO LA PRIMERA
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