LOS DESAFIOS DEL NUEVO GOBIERNO

EDITORIAL

Esta revista ha insistido de manera recurrente en que el desarrollo rural es una de las claves para lograr lo que actualmente se llama inclusión social y económica, puesto que involucra a millones de personas que están categorizadas hoy como «pobres» y «pobres extremos».

También el desarrollo rural es necesario para el crecimiento de las regiones, dado que en la mayor parte de ellas la contribución de la actividad agropecuaria y forestal a la economía y al empleo regional es la más importante.

Por lo demás, la seguridad alimentaria del país depende de la pequeña agricultura, principal beneficiaria de un desarrollo rural. Asimismo,el gobierno ha argumentado repetidamente que «lo rural» es bastante más que «lo agrario», por lo que no son suficientes las políticas agrarias para estimular el desarrollo rural, sino que se requiere el concurso de varios sectores: transportes y comunicaciones, salud y educación, energía, etc.

No son estos los únicos argumentos que abogan por la prioridad que se le debe dar al desarrollo rural; han sido más extensamente expuestos por esta revista en su edición 130, correspondiente a junio pasado; pero, para los efectos de este editorial, son suficientes. El desarrollo rural tampoco se limita al crecimiento económico: tiene que ver con la creación de oportunidades para toda la población, el respeto a la diversidad cultural, la democratización de las instituciones y el respeto a los derechos ciudadanos y humanos.

Es desde la perspectiva de la necesidad del desarrollo rural que la exposición del presidente del Consejo de Ministros, Salomón Lerner, debe ser saludada. En primer lugar, porque marca un importante contraste con la orientación del gobierno de Alan García, que agudizó las diferencias sociales y económicas en el país al amparo de la doctrina del «perro del hortelano».

En segundo lugar, por el alcance y la naturaleza de las medidas propuestas. Ponerse como meta la eliminación de la desnutrición crónica infantil, cuando esta afecta, en la actualidad, al menos a un tercio de los niños en las áreas rurales, es enfrentar una situación de «crónica inhumanidad», con la que lamentablemente hemos convivido los peruanos por un tiempo demasiado largo, y que ha sido uno de los mecanismos perversos de reproducción de la pobreza y la marginación. Resolver con éxito ese desafío —que, sin duda, planteará dificultades de logística y de gestión de primera magnitud, entre otras razones, por la dispersión de la población rural—, colocaría a este gobierno como uno de los más destacados en las últimas décadas.

Como se explica en esta edición de LRA, otras medidas anunciadas que merecen destacarse y que también van en el sentido de promover el desarrollo rural son, entre otras: el mejoramiento de la calidad de la educación, la construcción de la carretera longitudinal de la sierra, la expansión de los servicios de saneamiento, la importante ampliación de la cobertura de las telecomunicaciones y el acceso a internet en los poblados rurales.

En la medida en que todas estas ofertas se cumplan, debe esperarse un mejoramiento en la calidad de vida de las poblaciones rurales y mejores condiciones para la agricultura familiar

FUENTE: LA REVISTA AGRARIA