En su exposición al Congreso, el presidente del Consejo de Ministros, Salomón Lerner, anunció la esperada realización de un nuevo censo agropecuario —el último data de 1994—. Los censos suelen realizarse cada diez años, y urgía uno nuevo, pues el escenario rural ha cambiado mucho.
Sin información actualizada, el nuevo gobierno no podrá concretar muchos de sus más ambiciosos ofrecimientos.
Sin información actualizada, el nuevo gobierno no podrá concretar muchos de sus más ambiciosos ofrecimientos.
Los cambios ocurridos, además, tienen magnitudes y ritmos diferentes, según las regiones,
por lo que esta nueva información será de gran importancia para las estrategias de desarrollo de los gobiernos regionales y de otras entidades dedicadas a la promoción del desarrollo socioeconómico.
por lo que esta nueva información será de gran importancia para las estrategias de desarrollo de los gobiernos regionales y de otras entidades dedicadas a la promoción del desarrollo socioeconómico.
Uno de los cambios más importantes desde el último censo es el de la estructura de tenencia de la tierra. En la costa se han formado numerosos latifundios, y en la selva alta algunos. En el otro extremo, el minifundio se ha multiplicado, según revelan las Enaho (Encuesta Nacional de Hogares) anuales.
La frontera agrícola se ha expandido tanto en la costa —gracias a las obras de irrigación— como en la selva —por colonización—, pero también se han perdido tierras por erosión, salinización y desertificación. No sabemos las dimensiones de estos procesos y si los saldos son positivos
o negativos.
Igualmente, ha habido cambios importantes en el uso del suelo. Zonas forestales han sido convertidas en agrícolas. Ciertos cultivos han desplazado a otros. Se han incrementado en forma notable los cultivos de exportación y los dedicados a la producción de agrocombustibles.
Algunos cultivos tradicionales, como el algodón, han reducido su área. La información servirá, asimismo, para conocer con mayor precisión cuán importante es la producción doméstica para garantizar la seguridad alimentaria del país.
Poco se sabe, hoy, sobre las características de los predios, desde los minifundios hasta los nuevos latifundios, pasando por la agricultura familiar y la mediana agricultura. Su diversidad debería dar lugar a la construcción de una tipología que tome en cuenta la dotación de recursos, el acceso al agua, los tipos de cultivo, los mercados a los que se orienta la producción, los niveles tecnológicos, etc. Conocer la diversidad es necesario para la definición de políticas diferenciadas, adecuadas a cada tipo. Interesa, también, conocer cuánta de la tierra agrícola, pastos y
bosques son de posesión comunal.
Por otro lado, el censo debe echar luces sobre la importancia de los arrendamientos y otras formas de transferencia del control sobre la tierra. El censo de 1994 daba cuenta de características de los agricultores; por ejemplo, del alto porcentaje con muy bajo nivel educativo, sobre todo entre los pequeños agricultores. ¿Cómo ha cambiado la situación en estos años?
Como lo sugiere la FAO, los nuevoscensos agropecuarios deben abordar ladimensión territorial, la cual obliga no solo a considerar a las unidades agropecuarias, sino también a los espacios que
ocupan, evaluando su vulnerabilidad ante desastres naturales y la disponibilidad de servicios (carreteras, electricidad, saneamiento, escuelas, mercados y proveedores de insumos agrícolas).
Las perspectivas de déficit en los recursos obligan a preguntar sobre la degradación de los suelos, el acceso y la continuidad del agua, el manejo de bosques, y sobre aspectos sociales como el papel de la mujer y la educación en el nuevo hogar rural.
Desde LRA sugerimos no dejar de lado el Programa Mundial del Censo Agropecuario 2010 de la FAO1, el cual establece los procedimientos para lograr información comparable con otras partes del mundo. Se espera que, a 2015, más de cien países hayan homogeneizado su información
censal agropecuaria.
Es importante definir estrategias con las cuales se difundirá y se accederá a esta información. El censo de 1994 vio la luz cinco años después de realizado; el gobierno requiere conocer los resultados cuanto antes (los procesos informáticos permiten tener resultados en menos de un
año).
En este contexto, es conveniente ir definiendo, con las agencias, los gremios y los académicos, la estrategia de análisis de la información.
FUENTE: LA REVISTA AGRARIA
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