POR: CARLOS TAPIA
ASESOR PRESIDENCIAL
1.- Popular dicho esgrimido por quienes consideran que en política los candidatos prometen cosas (fina melodía de la guitarra), pero que llegados al poder sus electores tienen que resignarse a escuchar solo el sonido del cajón (fuerte y seco ritmo). En nuestro país casi siempre los candidatos, de cualquier filiación, proponen que de ganar van a realizar los cambios que las mayorías reclaman (con guitarra). Y una vez en el poder, por las razones que todos sospechamos, continúan con la dinámica general de la administración anterior (con cajón).
2.- En el caso del presidente Ollanta Humala, los sectores de la derecha conservadora y hasta extremista, han aplaudido efusivamente el mensaje y conferencia de prensa del presidente donde defendió el proyecto Conga de la empresa minera Yanacocha. Resaltan “el no aceptaré ningún ultimátum”, cuando se refirió al movimiento antiminero cajamarquino; “por fin toma el toro por las astas”, “un paso tipo Rubicón”, etc, reseñaba con entusiasmo la prensa derechista al día siguiente. Para muchos lo que ya sonaba era el cajón.
En verdad, nunca se había visto tantos enemigos jurados del gobierno aplaudiendo a Ollanta: Aldo Mariátegui, Cecilia Blume, Fritz Du Bois, etc. no ocultaban su sorpresa ante lo que parecía un regalo inesperado. Y hasta algunas posiciones delirantes soñaban con una próxima noche de cuchillos largos contra los izquierdistas que están en el gobierno.
De otro lado, el sector intransigente del movimiento antiminero liderado por Goyo Santos entendió el mensaje como una traición y hasta una declaración de guerra; no quieren negociación alguna. Aparecía el fantasma de Lucio Gutiérrez. Sin embargo, si bien el énfasis del mensaje presidencial dio su apoyo al proyecto Conga, en directa confrontación contra los que no lo quieren, sería conveniente que también se repare en:
a) El compromiso presidencial de “proteger las comunidades y sus recursos naturales”, al exigir a las empresas mineras la constitución de un fideicomiso como garantía para que se cumplan con las estipulaciones comprendidas en el estudio de protección del medio ambiente (incluye el recurso agua para los pobladores).
b)La propuesta presidencial para que los estudios de protección del medio ambiente salgan del Ministerio de energía y Minas (porque a su vez eran, por sospechosa coincidencia, los responsables de promover la inversión minera); y así hacer más difícil que las presiones de las empresas mineras logren su cometido.
En otras palabras, la interpretación presidencial de “con cajón pero sin olvidar la guitarra”.
3).- Los ingresos provenientes de la minería para solventar la nueva agenda de la Inclusión Social debieran conseguirse al unísono de la protección del medio ambiente y particularmente del agua. ¡Se requiere una sola verdadera mesa de negociación con este objetivo y no solo por lo de Conga! Por eso, así como se condena a los extremistas antimineros (¡no! a la minería, en cualquier circunstancia), también y quizás con mayor énfasis debe condenarse a los Felipillos (operadores y medios) de la gran minería. Los que hacen lobbys para conseguir concesivos estudios ambientales que buscan reducir los costos de la operación pero sin importarles el futuro de las zonas colindantes y, en general, los derechos de los pobladores de la región.
Entonces sí podríamos apostar por ¡el agua y el oro!... y todos deberíamos estar contentos. Pero, ¿por qué será que casi siempre los entusiastas son los de arriba y el escepticismo gana a los de abajo?
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